Algunas personas tienen ya a los ocho años una idea clara de la trayectoria a seguir en el futuro. Por lo general, la mayoría de adolescentes duda a la hora de tomar una decisión tan trascendente, lo cual es perfectamente comprensible debido a la poca experiencia.
Alrededor de los doce años, el individuo comienza a responsabilizarse de su vida y a tomar las riendas de su futuro. Estudiar, sacar buenas notas y aspirar a una profesión lucrativa que no solo satisfaga sus necesidades sino también sus hobbies y caprichos es la idea base que se forma en la joven mente.
A esa edad, la necesidad de impresionar a familiares y amigos pesa más que su satisfacción personal. Por otra parte, las personas en edad adolescente se caracterizan por ser sabiondos y creer llevar siempre la razón. Cualquier comentario contrario a sus ideas lo tachan de absurdo y perjudicial.
Los padres que hayan hecho sus deberes antes de que el hijo o la hija llegue a la adolescencia se encontrarán con un individuo maduro, buen conocedor de su personalidad, convencido de lo que quiere y con un plan de realización en la cabeza. No se trata de imponer actividades extraescolares a niños y niñas, sino más bien de que experimenten, que prueben y se conozcan. Si la niña o el niño rechaza una actividad, preguntar a fin de que ella o él reflexione sobre sus motivos. Muchas veces no es la actividad en sí, sino la manera de transmitirla, el ambiente o los compañeros. Se trata de enseñar ya en la infancia a la hija o al hijo a tomar sus propias decisiones, a visualizar y proyectar su futuro.
Todos llevamos un genio dentro
Se dice que toda persona lleva un genio dentro, la dificultad está en descubrirlo. Toda persona tiene una actividad preferida, algo que nunca se cansa de practicar.
En una entrevista, una famosa pianista declaró que empezó a aprender piano a los seis años y recordaba que aprovechaba cada minuto libre para ensayar. Cuando tenía que hacer algo, procuraba acabar lo antes posible con la intención de ponerse a tocar. Sus padres querían ofrecerle la oportunidad de llevar una vida satisfactoria y la mejor manera desde su punto de vista era que la hija desarrollara sus habilidades ya en la infancia. Sus padres eran ambos amantes de la música y adivinaron que la hija podría tener talento; sin embargo, si ella no hubiera mostrado pasión por el piano, sus padres lo habrían intentado con otra actividad.
También en una entrevista, un cocinero galardonado explicó que había estudiado Derecho. Como hijo de abogada y abogado, estaba destinado desde la cuna a dirigir el gabinete de sus padres. Su vocación era la cocina, desde pequeño cocinaba con la abuela y le fascinaba la combinación de los elementos. Mientras cocinaba, se imaginaba el sabor y, cuando probaba, se le saltaban las lágrimas. El sabor era tal y como él se había imaginado, la satisfacción que esto le producía era maravillosa. Aun así, se decantó por Derecho. Los padres, y la misma abuela, le quitaron de la cabeza la idea de ser cocinero. «Tienes que trabajar cuando otros se divierten», «te quedarás sin amigos», «te perderás actos sociales importantes», «es una profesión muy sacrificada». Tras cinco años de abogado, agotado, dejó la profesión. Dos años trabajó en restaurantes de diversos países: Suiza, Tailandia, Vietnam, Japón, Omán y México. Actualmente es Chef en un hotel de prestigio y, por ahora, no se arrepiente del cambio de profesión, a pesar de que su familia llevaba razón con sus advertencias.
Habilidades y carácter
En realidad, son pocas las personas que aciertan a la hora de escoger la profesión ideal. De cualquier manera, está demostrado que, si una persona elige una profesión adecuada a sus habilidades y su carácter, avanza más rápido en su desarrollo personal y consigue antes sus objetivos. Por ello, antes de decidir, el individuo no debe escatimar recursos a fin de descubrir la genialidad que lleva dentro. Si por cualquier motivo, la persona no encuentra una actividad que le llame la atención, siempre tiene el recurso de pensar a largo plazo; un ejemplo, proyectar su futuro a diez años vista y trazar un plan de realización.
Conocer bien las propias habilidades y características es esencial a la hora de proyectar el futuro a largo plazo. Por ejemplo, si la persona cree que es una buena deportista y quiere orientar su carrera en este sentido, debe saber si tiene voluntad de entrenar diariamente y pasar frío o calor durante horas y horas hasta que el ejercicio le salga perfecto. Si tiene la fortaleza de soportar los gritos, a veces insultos, del entrenador. Si es capaz de aguantar el empuje de la competencia. En caso de dudas, un test psicológico es mejor que tomar una decisión a ciegas.
El individuo que se decida por una actividad creativa lo tiene más fácil, las escuelas de arte suelen hacer una selección basada en trabajos realizados por el candidato. Si los expertos consideran que el candidato tiene potencial, este tiene la puerta abierta. En caso contrario, el candidato puede presentar sus trabajos en dos escuelas más, es cuestión de contrastar opiniones. Si todas las escuelas de arte coinciden en la baja calidad de los trabajos presentados, el individuo deberá replantearse su decisión y continuar estudiando sus habilidades y carácter con tal de encontrar la actividad que más le gusta realizar y que, al mismo tiempo, financie su existencia. La actividad creativa la debe seguir practicando como hobby, a veces cuesta madurar una idea.
Los fallos no existen
Elegir una profesión es más complicado de lo que parece, así pues, si a medio camino te das cuenta de que te has equivocado de carrera, no la dejes a medias. Continúa hasta conseguir el diploma, nunca se aprende en vano, y el conocimiento tiene un papel importante en las decisiones. A continuación, empieza a estudiar lo que te gusta. Puedes acompañar los estudios con prácticas y combinarlo con otros estudios en universidades internacionales, apuntarte a proyectos de investigación, etc. Todas las experiencias aumentan tus conocimientos, por lo tanto, los fallos no existen.
Escoger una profesión basándose únicamente en la cuestión económica no es muy aconsejable, el desgaste que esto supone impide disfrutar de la vida. El dinero es importante como un medio que te permite hacer lo que quieres; por ejemplo, financiar tu verdadera vocación, poner tu propia empresa, trabajar solo media jornada, pasar un año de vacaciones. En su interior, todo individuo sabe lo que quiere, el descubrirlo es solo una cuestión de dedicación y tiempo.
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