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Impotencia frente a la tiranía de las hormonas

CORTEGA • 15 de abril de 2024

Comportamiento impulsivo perjudicial imposible de evitar

Sabes que te vas a arrepentir, sabes que vas a tirar por la borda todo el esfuerzo de los últimos meses y sabes que, en cuanto lo hagas, nunca más podrás volverte atrás. Sin embargo, eres incapaz de evitar el impulso. Tu razonamiento está fuera de juego.


  • Hormonas
  • Personalidad
  • Comportamiento
  • Peligro de compararse
  • Control cognitivo
  • Conclusión


Hormonas

Las hormonas son sustancias químicas que el cuerpo envía en forma de mensaje a fin de coordinar y equilibrar las funciones vitales. Algunas tienen un largo recorrido a través de capilares y vasos sanguíneos hasta llegar al receptor correspondiente; una vez acoplada a su receptor, la hormona desencadena de manera precisa el proceso requerido.

Las hormonas se forman en las glándulas, transportadas por la sangre, llegan a los órganos y allí realizan las funciones pertinentes. Por ejemplo, se encargan de dirigir el corazón, la temperatura, la digestión, el metabolismo, la circulación, funciones cerebrales, presión sanguínea, etc. Las hormonas actúan de manera autónoma, sin nuestra intervención.

En la personalidad también influyen las hormonas, estas son las que nos ocupa en este artículo. Comienzan a formar el cerebro antes de nacer y continúan haciéndolo durante toda la vida. Este proceso tiene influencia genética y es irreversible. Esto lo demuestra un estudio con embarazadas estresadas en el cual se comprobó que un alto nivel de cortisol (hormona segregada en situaciones de estrés) durante la gestación puede variar el desarrollo cerebral del bebé. Situaciones estresantes en la infancia (por ejemplo, el sentimiento de incomprensión o de abandono) cambian el nivel de estrés de la persona, de forma que cada vez es menos resistente al estrés del entorno; al mismo tiempo, esto influye en sus emociones, en su comportamiento, en su personalidad y en sus decisiones. El entorno es un factor importante en la formación de la personalidad del individuo.


Personalidad

La personalidad no es un producto casual, sino una interacción entre hormonas, cerebro, genes y entorno, que, por su parte, da forma al comportamiento, a la personalidad y a las decisiones del individuo. El resultado de este proceso es inevitable, en un momento dado, las hormonas pueden obligar a hacer cosas que no corresponden a la personalidad del individuo, tales como aumentar la capacidad de riesgo, confiar rápidamente en desconocidos, incapacidad de decir «no», flaqueza, etc. La buena noticia es que, si nos conocemos bien y sabemos lo que ocurre dentro de nosotros, podemos crear una estrategia que minimice la pérdida procedente de un comportamiento inadecuado y perjudicial provocado por hormonas.


Comportamiento

Un comportamiento agresivo inexplicable en un momento determinado, la imprudencia o la adicción tienen su origen también en las hormonas y son inevitables. Ejemplo: La adición al móvil se asocia a la liberación de dopamina; cuando alguien busca algo y, siguiendo su propio criterio y tomando sus propias decisiones, lo encuentra, esto provoca dos efectos: encontrar y aprender, lo cual motiva a buscar más. La dopamina se libera inmediatamente antes de la recompensa.

La recompensa variable (a veces funciona y a veces no) incrementa el interés, así pues, la actividad se convierte en una costumbre. Este es el motivo de que algunas personas busquen incansablemente en el móvil y continúen buscando incluso cuando no encuentran nada interesante. Por ello, la gente navega más tiempo del que pretendía, adquiere una adición.


Peligro de compararse

Si tú aún no tienes mucho éxito y te comparas con personas triunfadoras y guapas ―como se suele presentar la gente en la red―, tú pierdes autoestima, motivación y autoconfianza. Miedo e inseguridad se apodera de tu mente, de manera que solo piensas a corto plazo, lo cual conduce al fracaso. Este proceso se inicia sutilmente y, cuando te quieres dar cuenta, se ha convertido en una espiral descendiente imposible de frenar. Aquí está el peligro. Si, en cambio, te comparas con gente que no tiene tanto éxito como tú, podrás invertir la espiral y dirigirla hacia el triunfo, así ganarás autoestima y autoconfianza. Lo mejor es compararse con uno mismo e intentar cada día ser un poco mejor que el anterior, optimizarse a sí mismo. Esta fórmula es infalible. El libro «No Intentes Estafarme» es una guía que ayuda a ganar autoconfianza y autoestima.


Control cognitivo

El control cognitivo se encuentra en la corteza prefrontal y abarca una serie de sistemas en el cerebro. Uno de ellos es el que impide acciones inadecuadas. Por ejemplo, evitar actuar impulsivamente, recapacitar antes de actuar y actuar solo en base a un objetivo concreto.

Una muestra: Personas sometidas a un estudio de impulsividad debían pulsar un botón ante una imagen lisa y no pulsar cuando la imagen estaba rallada. Las impulsivas pulsaban sin controlar la imagen, de forma que pulsaban también ante las imágenes ralladas.

En una reacción en interacción con varias actuaciones, el control cognitivo impide actuar cuando no es necesario, esto da lugar a liberación de dopamina, la hormona de la satisfacción.

La gente adicta al móvil muestra menos control, es decir, es más impulsiva. La persona impulsiva tiene la sensación de que otro cerebro dirige su vida, no se conoce a sí misma. Estas personas deben reconocer su impulsividad y controlar el vicio. Una buena dieta equilibrada, deporte, relajación, yoga, paseos por el bosque y meditación son actividades que ayudan a retomar el control de su vida. El libro «No Intentes Estafarme» es una guía que ayuda a ganar autoconocimiento y autocontrol.


Conclusión

Sabiendo que en situaciones concretas no puedes evitar actuar de manera impulsiva y descontrolada, procura ser más tolerante contigo cuando cometas un fallo involuntario, y de paso, trata de comprender a la persona que se comportó mal contigo, pues está en la misma situación que tú. Arrepentirte y pedir perdón cuando has agredido a otra persona, así como perdonar a quien te ha agredido y te pide perdón con arrepentimiento es un signo de madurez mental.

Hoy día no se suele pedir perdón, incluso cuando la persona reconoce que ha actuado de manera desmesurada. Quizá no se pide perdón por temor a mostrar debilidad. La realidad es que la persona que reconoce sus errores abiertamente da muestras de una valentía inigualable, y no solo eso, también demuestra que se merece la confianza de los demás. 

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