Personas con extraordinaria fuerza de voluntad consiguen sus objetivos más fácilmente que otras, así pues, merece la pena entrenar la fuerza de voluntad aunque sea una tarea sumamente difícil.
Las personas con poca fuerza de voluntad creen que conseguir o no conseguir los propósitos es una cuestión de tener o no tener fortuna. Sin embargo, se ha demostrado que la fuerza de voluntad está detrás de aquello que a simple vista parece un golpe de suerte.
A principios de año y a la vuelta de vacaciones de verano, muchas personas se proponen mejorar su vida. Clases de guitarra, un hobby de la niñez. Yoga, mejorar las condiciones físicas y mentales. Estudiar y cambiar la situación laboral.
A los pocos meses, muchos comienzan ya a posponer los propósitos y, como muy tarde, a los seis meses, las buenas intenciones desaparecen.
Este fenómeno tiene una explicación plausible. Cuando estamos relajados, todo resulta fácil de imaginar. Por el contrario, el cansancio acumulado y el ajetreo del día a día nos roban las fuerzas y, sin fuerzas, se pierde la motivación, es decir, el motor que incita a la acción.
La fuerza de voluntad, así como la creatividad y la eficiencia disminuyen al desgastarse con las tareas diarias y el estrés. Durante el sueño, la mente recupera la energía perdida a lo largo del día; por ello, es importante dormir largo y bien todas las noche, de otra forma, siempre queda un resto de cansancio que se va acumulando semana a semana sin que nos percatemos.
Cuando uno está absolutamente cansado, es difícil mantener la determinación y la fuerza de voluntad. Días atareados, más los problemas sin solución aparente, debilitan la concentración en asuntos “no urgentes” y, sin darnos cuenta, nos descontrolamos, nos vamos por las ramas, nos despistamos hasta que, al final, dejamos nuestro propósito para una ocasión más propicia. Cuando este descontrol se convierte en una costumbre, ya no hay nada que hacer, nuestro objetivo se ha volatilizado.
Si reconocemos que esto le puede ocurrir a cualquiera, es importante establecer una estrategia que nos obligue a poner remedio cuando comprobemos que el motor se está enfriando. Una buena solución es ralentizar las actividades al mínimo, nutrirse bien y olvidarse de los problemas durante una, mejor, dos semanas. Este es el único método de recuperar la energía perdida.
Fuerza de voluntad es la facultad de realizar los propósitos que una persona se ha marcado. Es un arduo proceso de autocontrol a fin de lograr las propias metas. El núcleo de la fuerza de voluntad es dirigir de manera consciente y voluntaria pensamientos, emociones, motivación y acción hacia un objetivo concreto. Esto requiere principalmente: disciplina, convicción, determinación, autocontrol, valentía, resistencia y resolución.
Las metas más difíciles de conseguir son:
Perseguir los propios objetivos significa cambiar las costumbres, cambiar el carácter y la personalidad. Y esto no es tan fácil como parece.
El autocontrol se refuerza a base de prestar atención y reflexionar sobre la actividad que se está realizando en un momento determinado. Es una cuestión de voluntad, de adoptar la actitud apropiada con la finalidad de cambiar el carácter y convertirse en la personalidad que el individuo quiere ser.
Cumplir con las tareas que nos llevará a nuestro objetivo requiere simplificar con tal de no irse por las ramas.
Cuando se comienza una tarea, persistir hasta terminarla. Aquí entra en juego la disciplina y el control de las emociones. Por ejemplo, si se pasa frío o calor, aguantarse y punto. El premio es pura satisfacción con la propia personalidad.
La falta de talento se suple con trabajo arduo. Si se fracasa, aprender de los fallos y comenzar de nuevo. Esto se consigue a golpe de autoconfianza, de creer en uno mismo y a base de adquirir una actitud positiva.
Entrenar la fuerza de voluntad
Personas con extraordinaria fuerza de voluntad consiguen sus objetivos más fácilmente que otras, así pues, merece la pena entrenarla aunque sea una tarea sumamente complicada.
En primer lugar se ha de buscar una meta que mejorará nuestra vida. Se ha de trazar un plan que nos lleve paso por paso hasta nuestro objetivo. Aparte de los pasos a seguir, el plan debe incluir:
Cumplir el plan a rajatabla se consigue a golpe de motivación. Importante es no dejarse desmotivar por el fracaso.
Entrenamiento diario:
Relajar los músculos antes de comenzar a trabajar la fuerza de voluntad. Si la mente pone excusas, pensar en el premio, esto activa el cerebro y así se consiguen mejores resultados.
La persona triunfadora posee un talento especial para apropiarse de las habilidades y herramientas que le permiten realizar sus propósitos. Siempre está ocupada en producir energía positiva y pensamientos relacionados con su meta. El saber por qué trabaja aumenta su entusiasmo. Gracias a un extraordinario esfuerzo, esta persona tiene la capacidad de convertir una idea en un objeto tangible.
Tú también puedes.
También te puede interesar...