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Resiliencia. Una filosofía de vida

CORTEGA • 15 de junio de 2024

Gozar de buena salud a pesar de adversidades

¿Por qué hay personas que siempre consiguen todo lo que se proponen y otras que siempre tropiezan de fracaso en fracaso?


Temas

  • La capacidad de resistencia psíquica
  • Un estudio con individuos sanos
  • Mecanismos de resiliencia
  • Incapacidad de resistencia psíquica
  • Un gen defectuoso
  • Proactividad
  • Factores decisivos para desarrollar resiliencia


Hay personas que se deprimen al menor inconveniente, en cambio, otras resisten todos los embates de la vida sin dejarse influenciar por circunstancias adversas.

Resiliencia es un fenómeno natural que permite a un individuo empezar de nuevo tras una catástrofe o vivencia traumática. No todo el mundo dispone de resiliencia, pero es una facultad que se puede aprender. Toda persona debe aprender a vivir tranquila, también en situaciones difíciles.


La capacidad de resistencia psíquica

Dos amigos comenzaron juntos a estudiar. El uno cayó enfermo a causa del peso que suponía para él llevar los estudios adelante, se vino abajo y no fue capaz de remontar. El otro encontraba el entorno universitario fascinante y disfrutó mucho de los estudios, aprendía con facilidad y su mente, sedienta de saber, absorbía cada detalle.

Debemos tener en cuenta que los factores que ponen en peligro la psique no solamente son grandes catástrofes, como por ejemplo, enfermedades crónicas o pérdidas dolorosas. También asuntos cotidianos insignificantes y evitables, que se repiten con frecuencia durante un largo periodo de tiempo, pueden dañar la psique y provocar depresiones.


Un estudio con individuos sanos

Un estudio con individuos sanos, realizado en el «Instituto Leibniz de Investigación de Resiliencia», demostró la tesis anterior. Se dividió a los participantes en dos grupos, el cometido de cada grupo era exactamente el mismo: Pulsar diferentes botones, según apareciera en la pantalla un cuadrado, un triángulo o un círculo. Cuando acertaban, recibían una recompensa.  

El ejercicio era sencillo, el grupo 1 acertaba siempre y recibía la recompensa. Al final, los participantes estaban contentos y relajados.

Los participantes del grupo 2 tenían manipulado su ordenador y, aunque acertaran, no siempre recibían la recompensa. Al final, los participantes estaban frustrados. Sensación de impotencia, de ser un perdedor, de no tener control sobre sus actos. Es decir, estresados.

La segunda parte del estudio era igual para los dos grupos y sin ningún tipo de manipulación: Los participantes tenían que mover una ficha sobre un tablero de ajedrez y encontrar la posición correcta, la cual se reconocía al iluminarse el cuadrado en el que se depositó la ficha.

Los participantes del grupo 1 del ejercicio anterior encontraron la posición correcta rápidamente, mientras que los del grupo 2 buscaban y buscaban de manera incontrolada, a veces, repitiendo un cuadrado que ya antes había dado error.

En ambos grupos estaban las personas condicionadas, unas, por experiencias positivas, las del segundo grupo, por experiencias negativas.


Mecanismos de resiliencia

Las personas que no se dejan impresionar por situaciones adversas utilizan varios mecanismos. En primer lugar, permanecen tranquilas, toman el control de la situación y tratan de quitarle importancia al asunto.

Una situación de estrés se puede catalogar de manera positiva o negativa. Si una persona está convencida de que superará esa situación, aumenta su resiliencia. El simple hecho de creer en sí misma y en su capacidad de resolución la convierte en resiliente. Se trata de continuar viviendo bien, pase lo que pase.


Incapacidad de resistencia psíquica

Al parecer, los genes juegan un papel importante en la resiliencia de cada individuo. Sabemos que situaciones estresantes provocan en el cerebro una cadena de reacciones.


  • El hipotálamo envía un mensaje de alerta a la hipófisis.
  • La hipófisis envía una sustancia a las glándulas suprarrenales, las cuales liberan cortisol.
  • El cortisol se distribuye por todos los órganos con el fin de preparar bien el cuerpo ante la situación de estrés.
  • El cortisol proporciona al cuerpo energía adicional y lo prepara para la defensa o la huida.
  • El cortisol se acopla a los receptores de estrés, los cuales comunican al cerebro que están bien preparados.
  • El hipotálamo deja de enviar la señal de alarma.


Personas con genes variados no son capaces de nivelar el estrés, por lo tanto, el cuerpo está permanentemente en situación de alerta, lo cual produce un enorme desgaste tanto corporal como psíquico.

Estudios con personas en permanente estado de intranquilidad han demostrado que tienen un gen defectuoso. El gen que se activa cuando la mente se estresa libera una enzima antiestrés. Un gen defectuoso puede liberar demasiada cantidad de esta enzima, la cual se coloca entre el receptor de estrés y el cortisol, de manera que impide el acople del cortisol al receptor, por lo tanto, el receptor no envía al cerebro el mensaje de que tiene suficiente cortisol. El cerebro, mal informado, sigue enviando la señal y el cuerpo no se tranquiliza, aunque tiene bastante cortisol. Demasiado cortisol en el cuerpo es perjudicial para muchos procesos que realiza el cerebro y esto aumenta el riesgo de enfermedades psíquicas.

Una persona con una fuerte resiliencia no se deja abatir por sus circunstancias ni desanimar por lo que digan los demás. Lo importante es creer en sí misma y en las propias facultades para alcanzar lo que se ha propuesto en la vida. Una persona herida no puede desarrollar resiliencia, de ahí la importancia de observarse y comprobar con frecuencia el estado de ánimos.


Un gen defectuoso

En 1981, un equipo de investigadores internacionales realizó los primeros estudios de resiliencia, se escogió el tema «Interacción entre Madre y Niño». La interacción entre madre e hijo tiene un papel decisivo en la futura resiliencia de la persona. Esta relación comienza ya en el embarazo. Si una embarazada sufre estrés y, como consecuencia, su cuerpo produce mucho cortisol, este perjudica al embrión. El bebé puede nacer con diferencias cognitivas si ha estado sometido a demasiado cortisol. Gran cantidad de cortisol rompe la natural barrera de defensa del embrión contra la madre. Estrés crónico perjudica el cerebro y dificulta las transmisiones en el sistema nervioso. Cortisol cambia la formación del cerebro en el embrión e influye en los genes asociados a las enfermedades psíquicas.

El entorno también tiene una influencia directa sobre los genes. Experiencias negativas activan los genes del estrés. Un gen de estrés libera una enzima que se sitúa entre las células nerviosas, exactamente en la hendidura sináptica, donde se produce el intercambio de neurotransmisores, como serotonina y noradrenalina, responsables de transmitir satisfacción. Cuando entra demasiada cantidad de la enzima antiestrés, esta destruye serótina y noradrenalina. La persona se siente insatisfecha, por lo tanto, necesita constantemente serotonina y noradrenalina, pero no tiene. Una insatisfacción duradera puede derivar en una depresión.

Cuando los genes del estrés están inactivos, el cuerpo dispone de más cantidad de serotonina y noradrenalina, es decir, la persona está contenta y es más resiliente. Experiencias positivas paralizan los genes del estrés y, al no producir la enzima antiestrés, la serotonina y noradrenalina realizan su función sin impedimentos, la persona está satisfecha con su vida y es más resiliente.


Proactividad

Proactividad es un mecanismo muy importante de la resiliencia. Las personas tienen una gran influencia en la propia resiliencia al afrontar circunstancias dificultosas.

El sentimiento de fracaso conduce a impotencia y pasividad. Si una persona nunca consigue sus objetivos, la mente se bloquea: «Si haga lo que haga, nada me sale bien, me conformo con lo que me toca, y punto.» La persona no sale de ese círculo de impotencia y pasividad. Una persona solo logra salir de ese círculo vicioso por su propio esfuerzo, o sea, gracias a la proactividad.

Hay situaciones en la vida que no podemos cambiar, pero una persona siempre puede cambiar la manera de actuar ante esas situaciones. Lo importante es aprender que una no puede controlar el estrés, pero la manera de comportarse frente al estrés sí se puede controlar. La persona misma aprende a controlar su reacción ante situaciones de estrés.


Factores decisivos para desarrollar resiliencia

  • Tener siempre en mente todo lo que ha conseguido hasta ahora.
  • Dar más importancia a lo conseguido, en vez de pensar en lo que no se ha logrado.
  • Evitar valorar las cosas desde un punto de vista negativo. Todo tiene algo bueno.
  • Permanecer activo a pesar de los inconvenientes.
  • Aprender lo que sentimos y cómo sentimos.
  • Aprender a vencer el miedo.
  • Encontrar una manera de vivir bien a pesar de los problemas.
  • Reconocer las cosas que uno no puede cambiar.
  • Buscar el equilibrio en la vida y disfrutar conscientemente de momentos valiosos.


Es un proceso continuo. El entorno, los genes y las posibilidades a nuestro alcance influyen en la psique. No se trata de suerte, se trata de vivir con todas las facetas, de superar crisis sin enfermar. A esto se llama resiliencia.


Para ejercitar resiliencia, recomiendo el libro «MANEJAR EL DÍA Y NO MORIR DE CANSANCIO»

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