Es ya un hecho histórico, somos culpables de todo lo que ocurre en el mundo. Del cambio climático también. Por supuesto. No es extraño, pues, que el martilleo sobre este tema en los medios de comunicación provoque en nuestros oídos el mismo efecto que agua de lluvia. Y esto es peligroso porque nos volvemos insensibles ante una catástrofe inminente.
Culpabilizando no vamos a convencer a nadie. Tú no eres culpable del cambio del clima, esto es un proceso que hace siglos comenzó a deslizarse sigilosamente en la Naturaleza y que ―por la avaricia de unos, la comodidad de otros y el despiste de la mayoría― hemos ignorado hasta que se ha convertido en una realidad palpable.
No eres culpable, sino afectado; es decir, lo importante no es si eres culpable o no. Lo importante es que te afecta y no te queda otro remedio que aprender a vivir bajo las nuevas condiciones climáticas. El escaquearte como hasta ahora ya no sirve de excusa. El pensar como muchos hacen: «Si el vecino no hace nada, lo que yo haga tampoco servirá de nada» es obsoleto. Tú tienes que vivir en esas circunstancias y tú debes hacer lo que esté en tu mano por conseguirlo. Más, no.
¿Cómo te puedes adaptar al cambio climático?
Son solo sugerencias, algunas podrás introducirlas en tu rutina y otras no. De todas formas, sirve de inspiración, tú irás descubriendo todas las posibilidades que tienes a tu alcance.
Lo que hasta ahora no ha funcionado
Ir a manifestaciones, buscar culpables o recriminar es pérdida de tiempo. Nadie puede cambiar el pasado, pero en tu mano está cambiar el futuro. Los políticos, por mucho poder que tengan, nada pueden hacer contra la Naturaleza. Lo único que ellos podrían hacer ―y no estamos convencidos de que lo hagan― es gastar nuestros impuestos en investigar fuentes de energía renovable e inocua, en la protección de zonas naturales, biodiversidad, campos de cultivo, el mar, alimentos saludables; en definitiva, en saber más sobre el Planeta y sobre el frágil equilibrio natural que mantiene la vida en la Tierra.
Tú los puedes obligar a ello, eligiendo a políticos que piensan más allá de sus intereses privados. ¿Cómo reconocerlos? Escucha lo que dicen y observa lo que hacen. Si un político no incluye en su programa la manera de acatar este problema acuciante, si no te explica qué va a hacer a fin de que puedas vivir bien también en el futuro, no lo votes. Si al final no queda a quien votar, tienes motivos suficientes para intentarlo tú.
Se necesita un cambio de paradigma, jóvenes con una clara visión del futuro. El cambio climático nos enseña que hasta ahora no hemos hecho bien las cosas. Ha llegado la hora de mirar hacia futuro y hacerlo bien.
Convencer a amigos y vecinos de que sigan tu ejemplo no dará resultado, así pues, no te molestes. Cuando ellos comprueben que no pueden seguir viviendo como si nada ocurriera, ya te preguntarán.
Entre todos lo conseguiremos.
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