La Amiga Soledad

Han llegado las vacaciones, tiempo de ocio y pereza, de pasarlo bien con la familia o con los amigos, de conocer gente nueva o lugares desconocidos, interesarse por culturas diferentes y, sobre todo, es tiempo de relajarse. 

Un aspecto muy interesante de las vacaciones que cada vez gana más fans es dedicar cada día una o dos horas a intimar consigo. El lema “Tu mejor amiga eres tú” está de moda. Muchas personas descubren el efecto benefactor de la soledad, aunque no con todo el mundo funciona de la misma manera.

Algunas reconocen que se descubren a sí mismas.

Otras catalogan la experiencia de comunicar consigo como un despertar.

Una forma diferente de interpretar el mundo.

La amistad adquiere una nueva dimensión.

Una visión más clara de los acontecimientos.

Explosión de ideas en la cabeza.

Ampliación del horizonte.

Multitud de oportunidades antes no vistas.

Hasta ahora se consideraba la soledad como un trauma, algo negativo, propio de personas con problemas, quizá depresivas. Todo el restaurante mira con lástima a la persona que se sienta sola a la mesa, mientras ellos disfrutan y ríen con sus amigos. A nadie se le ocurre pensar que esa persona come sin compañía porque le apetece estar consigo misma y con nadie más.

Antes se asociaba “persona solitaria” con rebeldía, capacidad de adaptación nula, testarudez, egoísmo, falta de empatía, intratable, etc. Por ello, la gente evitaba a este tipo de personas y las excluía de su círculo. Teniendo en cuenta esto, no es extraño que todavía se mire a personas solitarias con compasión y, a veces, con cierto recelo. Un bicho raro. 

En la sociedad actual cada vez hay más individuos que prefieren la soledad a adaptarse a unas normas que no les convencen. Si miramos a nuestro alrededor, observaremos que todo el mundo sigue la moda. La forma de vestir, de peinarse o maquillarse; el comportamiento y el lenguaje del individuo se acopla a los estándares vigentes con la única finalidad de no sentirse desplazado, de no sentirse solo. La necesidad del individuo de ser aceptado por los demás le impide ser auténtico, así pues, no hace lo que él quiere, sino lo que los demás esperan que él haga. 

Mucho discurso calibrado con precisión para captar la atención de las masas tiene como objetivo inculcar a un amplio público un determinado punto de vista y convertirlo en complice de difusas ideas, o bien, venderle algo que la mayoría nunca compraría. Y esto puede llegar a ser peligroso para la integridad personal. La persona acostumbrada a comunicar consigo es más resistente a estos ataques publicitarios o de comedura de coco. 

La libertad de ser uno mismo requiere el no dar explicaciones por las propias decisiones pero también la responsabilidad de cargar con las consecuencias de las mismas. El único problema que impide a un individuo ser él mismo es el miedo al desplante, el temor de no ser aceptado, el miedo a sentirse solo. 

Es más resistente a las influencias externas la persona que reserva unas horas diarias para estar sola consigo a fin de reflexionar sobre su estado de ánimos o la huella que los acontecimientos del día han dejado en su mente, o analizar pros y contras antes de tomar una decisión, o simplemente relajarse y disfrutar de su compañía. El conocerse a sí mismo libera al individuo de la necesidad de adaptarse y hacer aquello que los demás esperan que él haga.

La libertad de escoger dentro de las posibilidades que toda persona tiene a su alcance significa aceptar el riesgo de tomar las propias decisiones sin que interfiera la opinión de los demás. Mucha gente se paraliza ante la posibilidad de que su decisión pueda ser un fracaso, y prefiere seguir la corriente. Esta responsabilidad produce temor, de ahí que muchas personas prefieran no arriesgarse por miedo a fracasar y quedarse aisladas.

Todos muestran el lado positivo de su carácter porque, cuando una persona se siente querida y halagada, se activa una zona del cerebro que produce satisfacción, algo así como si le hubiera tocado un premio. Sin embargo, la valentía de romper moldes es también libertad y produce un efecto similar. No se trata de destruir normas, sino más bien de hacer lo que a uno le apetece. Se trata de encontrar el balance entre la libertad individual y el respeto por los demás. Pero ojo, muchas veces, la persona no se acepta a sí misma y aquí está el verdadero motivo de que los demás no la acepten.

Aceptarse a sí mismo requiere olvidarse de prejuicios, miedos y sugestiones negativas. Un individuo solo puede reflexionar sobre sí mismo y su relación con el mundo alrededor en solitario. La amiga Soledad tiene respuesta a todas las dudas que asaltan al individuo, este solo tiene que preguntar y estar atento a la respuesta. Esta la puede encontrar en cualquier lugar o medio, por ejemplo, en un libro; en una canción que suena en la radio de un coche que pasa por casualidad junto a él; en el titular del periódico que lee un tipo en la cafetería. Siempre hay que estar atento porque la respuesta le llega en el momento justo.

Acostumbrarse a estar solo no resulta fácil a todo el mundo. Una técnica que no falla es empezar con poco, digamos cinco minutos, e ir aumentando cada día el tiempo hasta conseguir pasar una o dos horas a solas consigo.

No te olvides de ser tú en todo momento.