Inicio
Escribir siempre fue una forma de analizar ideas y emociones provocadas por acontecimientos extraordinarios.
A los diez años comenzaron a estallar pensamientos en mi cabeza que se perdían en el infinito como fuegos artificiales. Reflejarlos era la mejor manera de retenerlos. En cuadernos de bolsillo rellenaba yo las hojas cuadriculadas con letra pequeña, apretada y muy mala, una especie de estenografía privada que, a veces, a mí misma me costaba descifrar.
Literatura de futuro
Escribo sobre sucesos, casi desapercibidos, de la época que marcarán el futuro.
La historia detrás de la historia
Al tomar una revista en el quiosco de prensa del aeropuerto de Barajas, mi mano chocó con la de una señora. Enseguida retiramos las manos como un resorte, nos miramos y nos sonreímos. Era mayor que yo, así que le dejé prioridad. Ella me lo agradeció con una nueva y amplia sonrisa. Tras pasar por caja me llevé la revista a un rincón solitario con la intención de entretener las tediosas horas de espera hasta el embarque. Pasados unos quince minutos, noté que alguien se sentaba en el asiento contiguo. Me extrañé porque todos los demás estaban vacíos, aunque continué repasando la revista sin inmutarme hasta que una tosecilla me hizo girar la cabeza.
La señora del quiosco de prensa, con la misma revista en mano, llamaba mi atención. «Buenos días» le sonreí, «interesante» dije, señalando la revista. Esto fue como abrir las compuertas a una exclusa verbal. Me explicó que venía de lejos a visitar a su familia tras largos años de ausencia, pues quería presentarse tal y como ella es. Al final, optó por no darse a conocer. A esto siguió una historia fascinante, mucho más interesante que la revista.
Hace años de esto, los apuntes que luego anoté durante el vuelo a Londres siempre pasaban desapercibidos, hasta hace dos años, cuando conocí a otra persona con el mismo dilema. La novela es pura ficción, es decir, cualquier parecido con la realidad es pura casualidad. Este es el origen de NOLO Y YO
Cuando de repente el cerebro no interpreta las señales que le envían los sentidos y necesita un desmesurado esfuerzo para concentrarse en acualquier actividad cotidiana, la persona sufre un burnout. Esto me diagnosticó el médico hace unos años. El detonante había sido un estado permanente de estrés que yo ni siquiera había notado. Lo peor es cuando una misma promueve ese estrés involuntariamente y sin conocimiento de causa. Tres meses de reposo, me mandaron. Nada de pensar, leer o mirar la televisión. Solo estaba permitido comer y dormir bien, yoga y paseos por el bosque.
Más tarde me permití investigar el tema y tuve oportunidad de intercambiar opiniones con otras personas en mi misma situación. Me interesaba saber cómo se desliza en la mente ese ataque clandestino y porqué afectaba también al cuerpo (dolor de cabeza, de espalda).
Muchas personas, especialmente mujeres trabajadoras con obligaciones familiares, reconocían que eran incapaces de relajarse. Las tareas pendientes y otros problemas ocupaban su cabeza en cuanto se iban a dormir y al día siguiente se levantaban más cansadas todavía. Son personas educadas para cargar con los problemas de la familia y no les queda tiempo de pensar en su bienestar. Muchas de ellas habían perdido todas sus fuerzas y no estaban en condiciones de ayudar a nadie. Este es el origen de Manejar el Día y NO Morir de Cansancio
Una antigua compañera trabajaba de ejecutiva en una empresa mediana, una esfera exclusiva de hombres. Consiguió el puesto debido a sus cualidades y también al apoyo del director. No penséis mal, a cambio de cumplir con su trabajo, nada más. No obstante, ella se enamoró del director, aun cuando él nunca le envió señales de ese tipo. Por otra parte, él era mayor, probablemente casado y con familia. Una relación complicada puede acabar con su carrera en un instante, así que ella ahogó ese sentimiento. El director apostaba por promover el talento joven sin distinciones de género, aunque ponderaba el femenino. Esta era su manera de proyectar la empresa al futuro: jerarquías planas y transparencia. El resultado de esa política era excelente y, en realidad, todos estaban contentos. Un día desapareció. Se escuchaban rumores sobre un e-mail comprometedor que alguien había encontrado por casualidad en su cuenta. Lo cierto es que ese mismo día nombraron a otro director. El nuevo se encargó de deshacer en seis meses lo que su antecesor había construido en cuatro años. Parte de la plantilla perdió el trabajo, entre ellos, los ejecutivos jóvenes. Es un asunto banal que apareció solo en la sección de economía de la prensa local. Sin embargo, arroja muchas preguntas: ¿De dónde proviene ese mirlo blanco, ese mecenas de féminas? ¿En dónde se ha escondido el respeto? ¿Corresponde el concepto de amor a la realidad? ¿Confundimos amor y enamoramiento? Este es el origen de
La Noche En El Lago
Mi amiga María se casó con Antonio, un hombre que aparentemente la quería con locura. Siempre estaba pendiente de ella y la mimaba hasta provocar la envidia de las demás, lo cual no impedía que nos alegrásemos por ella, pues María es una buena amiga.
Un día, en una de nuestras reuniones, respondió María de manera agresiva a una broma inocente. Entonces notamos de repente el cambio que había dado en cinco años, incluso en el físico se notaba. La ayuda entre nosotras es algo que se sobreentiende, por ello, nos sorprendió que María la rechazara, es más, se lo tomó a mal y dejó de hablarnos.
Yo tenía una sospecha y empecé a tirar del hilo hasta que se vio confirmada. Antonio manipulaba a María de manera tan sutil que ella no se percataba ni, al parecer, quería percatarse. Me pregunté cómo había podido caer en esa trampa y empecé a indagar sobre el tema.
Nunca me imaginé lo fácil que es caer en las redes de manipuladores, yo misma había sido víctima de un fraude en un trabajo que, por suerte, duró poco tiempo. Alguien tiró una piedra y no solo se escondió tras mis espaldas sino también señaló a “la nueva” desde su escondite. Este hecho se produjo hacía unos años, sin embargo, yo no me di cuenta hasta que empecé a profundizar en el arte de la manipulación por querer ayudar a María. Este es el origen de NO Intentes Estafarme